martes, 13 de enero de 2009

La escéptica Lisa

Todo comienza cuando la familia, al volver de un viaje en coche, pasa por un lugar en donde están construyendo un centro comercial. Lisa se queja diciendo que en ese sitio se habían encontrado huesos de dinosaurios, y que, por lo tanto, no deberían permitirse construcciones de ningún tipo. Cuando les expresa sus quejas a los encargados de la construcción, ellos, después de debatirlo un poco, acceden a que Lisa realice una excavación.

Junto a sus compañeros de escuela, pasan todo el día buscando huesos, cuando, ya estando a punto de irse, Lisa encuentra un esqueleto muy extraño, que parecía tener alas. Los habitantes de Springfield, que habían llegado a ver la excavación, afirman que el esqueleto era de un ángel. Homer, al ver que era Lisa quien había encontrado al supuesto ángel, se lleva el esqueleto a su casa y lo exhibe en su garaje, cobrando entrada para verlo.

Lisa está completamente convencida de que debe haber un error, ya que según ella, los ángeles no existen. Todo el pueblo empieza a odiarla por su escepticismo. Lisa le lleva una muestra de los huesos al paleontólogo Stephen Jay Gould para que los analizara, pero él le dice que no hay conclusión.

Un día, el ángel desaparece del garaje de los Simpson. Cuando la familia nota su desaparición, la gente de Springfield llega para reclamar la tenencia del ángel. Al ver que ya no estaba, creen que Lisa lo ha destruido.

Cuando Lisa está siendo juzgada en una corte, que quedaba al lado de una colina, Lenny ve que el ángel está en la cima. Toda la gente va hacia él y ven que tenía un mensaje grabado: "El fin llegará al atardecer". Todos comienzan a asustarse, pero Lisa sigue convencida de que no es real. Cuando se pone el sol todos ven que el mundo no se había acabado, pero apenas habían empezado a relajarse cuando una voz los interrumpe. Parecía que realmente el ángel estaba hablando y les anunciaba que llegaría el fin... el fin de los ¡precios altos!

Todos quedan sorprendidos y descubren que la voz del ángel la hacía el dueño del nuevo centro comercial, dándose cuenta también de que lo de "el fin está cerca" era sólo una campaña publicitaria.

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